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Ocho Poema de José Manuel Fernández Febles


 DERROTAMOS EL INSOMNIO

 

 

Hoy te pido el instante que me deje ver

 

donde los sueños me ofrezcan hospedaje

 

para conservar tu vida.

 

 

 

Fuimos dos corazones que latían

 

en un solo y tranquilo cuerpo,

 

y derrotamos al perezoso insomnio

 

porque dormía los sueños esperados.

 

 

 

  

 

VOLVERÉ

 

 

 

Hay momentos que ignoro quién soy,

 

la impertinencia me cubre el día,

 

y cada noche me llama al inquieto

 

pasado donde un rostro inolvidable

 

sea demostración de uno mismo.

 

 

 

Yo volveré a ser el mañana,

 

porque sé que la ausencia tan sentida

 

guarda en mi corazón deseos prisioneros

 

de un bello amanecer.

 

 

 

 

 

SIN CESAR

 

África Herrera

 

 

 

¿Por qué tan infeliz? Mas qué tristeza

 

te llega sin razón por tu camino

 

si eres primavera

 

que avanza sin cesar por su ancho río.

 

 

 

Te late el corazón, revolotea,

 

en reto colosal, soy su testigo;

 

tú sola eres poema,

 

sueño de amor, cantar de verde olivo.

 

 

 

Para este desembarco que nos duele

 

llegué hasta tu cielo,

 

ganada la ribera a la corriente.

 

 

 

Allí encontrarás luna, amor, que espere

 

el día del encuentro,

 

sonrisas que no mueren con la muerte.

 

 

 

 

 

ENVEJECEMOS

 

 

 

Sobre las aguas del Duero,

 

que cubre tu amanecer dorado,

 

alba y vida no son mías.

 

 

 

Clarea el cielo

 

y seremos dos almas que envejecen

 

sin saberlo.

 

 

 

Mañana seguiremos

 

a fuerza de ser sinceros

 

con la verdad que se oculta

 

en este infortunado mundo,

 

con lágrimas de pena

 

aquí tan solo y sin abrir los ojos.

 

 

 

 

 

 ME DESCUBRO

 

 

 

Sabes, por la certeza de mi voz,

 

que me sobran razones

 

para legitimar un adjetivo

 

en este anochecer por ti habitado.

 

 

 

Segura debe ser tu imagen,

 

para elevar la acción

 

donde nada se oculta en la mañana,

 

que niega del ayer

 

la infinita tristeza que tú has degollado.

 

 

 

Al final de la noche, sentimos la lluvia,

 

el reloj liberado de un avanzar sin luz,

 

para dejar las razones que, libres, se abrazan

 

en el tiempo fugaz de este otro mundo.

 

 

 

 

 

ES LA FE

 

 

 

Este incendio que abrasa

 

los días azotados del pasado,

 

que, golpeando mi historia,

 

se alzan a la luz como

 

un nuevo amanecer que me lleva

 

sobre ti derramado.

 

 

 

Juntos dejamos huellas en nuestra

 

feliz mirada

 

sin perder la fe

 

de la inquieta certeza,

 

después de haber vivido sin vida

 

para seguir amándote.

 

 

 

 

 

LA VOZ ALZADA

 

 

 

La soledad la puebla un amargo desnudo

 

como presume la infinita distancia.

 

 

 

Nos despojamos de un beso

 

cuando murió la noche,

 

te escribí desde un sueño que interrogaba

 

desde lo más profundo del alma,

 

y te he llamado con el ansia sufrida

 

de un cielo que, alumbrado de gris, me llama

 

sin poder en tu ausencia donde sé que vives

 

al compás de una lágrima

 

que no cabe en mi mano.

 

 

 

En la misericordia de la esperanza

 

que ampara tu encendida ausencia,

 

dentro de mí no cabe tu tiempo

 

donde tu aliento y tu voz alzada

 

serán la gloria de un gran sentimiento.

 

 

 

 

 

UN AMARGO DESEO

 

 

 

La soledad la puebla un amargo deseo

 

que me acerca a ti tan frágil

 

en esta solapada ironía

 

donde a solas me hiere el alma.

 

 

 

Me pregunta

 

sobre la incertidumbre de un mundo

 

que no quiso nacer junto a la ofensa,

 

solo para abrir los brazos

 

al inmenso calor de una noche transitada

 

con la colección de un goce.

 

NACÍ EN EL VALLE DE LA Orotava, Isla Canaria de Tenerife. Licenciado en Ciencias Empresariales y tres cursos en Filosofía y Letras, habiendo publicado 35 Poemarios, siendo los 15 últimos por medio de la "Editorial entre las nubes", en Santa Cruz de Tenerife, dirigido por la Doctora Elena Morales". Durante muchos años viajó por América.
Un cordial saludo, desde la soledad de mi isla.
José Manuel F. Febles

 

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