DERROTAMOS EL INSOMNIO
Hoy te pido el instante que me deje ver
donde los sueños me ofrezcan hospedaje
para conservar tu vida.
Fuimos dos corazones que latían
en un solo y tranquilo cuerpo,
y derrotamos al perezoso insomnio
porque dormía los sueños esperados.
VOLVERÉ
Hay momentos que ignoro quién soy,
la impertinencia me cubre el día,
y cada noche me llama al inquieto
pasado donde un rostro inolvidable
sea demostración de uno mismo.
Yo volveré a ser el mañana,
porque sé que la ausencia tan sentida
guarda en mi corazón deseos prisioneros
de un bello amanecer.
SIN CESAR
África Herrera
¿Por qué tan infeliz? Mas qué tristeza
te llega sin razón por tu camino
si eres primavera
que avanza sin cesar por su ancho río.
Te late el corazón, revolotea,
en reto colosal, soy su testigo;
tú sola eres poema,
sueño de amor, cantar de verde olivo.
Para este desembarco que nos duele
llegué hasta tu cielo,
ganada la ribera a la corriente.
Allí encontrarás luna, amor, que espere
el día del encuentro,
sonrisas que no mueren con la muerte.
ENVEJECEMOS
Sobre las aguas del Duero,
que cubre tu amanecer dorado,
alba y vida no son mías.
Clarea el cielo
y seremos dos almas que envejecen
sin saberlo.
Mañana seguiremos
a fuerza de ser sinceros
con la verdad que se oculta
en este infortunado mundo,
con lágrimas de pena
aquí tan solo y sin abrir los ojos.
ME DESCUBRO
Sabes, por la certeza de mi voz,
que me sobran razones
para legitimar un adjetivo
en este anochecer por ti habitado.
Segura debe ser tu imagen,
para elevar la acción
donde nada se oculta en la mañana,
que niega del ayer
la infinita tristeza que tú has degollado.
Al final de la noche, sentimos la lluvia,
el reloj liberado de un avanzar sin luz,
para dejar las razones que, libres, se abrazan
en el tiempo fugaz de este otro mundo.
ES LA FE
Este incendio que abrasa
los días azotados del pasado,
que, golpeando mi historia,
se alzan a la luz como
un nuevo amanecer que me lleva
sobre ti derramado.
Juntos dejamos huellas en nuestra
feliz mirada
sin perder la fe
de la inquieta certeza,
después de haber vivido sin vida
para seguir amándote.
LA VOZ ALZADA
La soledad la puebla un amargo desnudo
como presume la infinita distancia.
Nos despojamos de un beso
cuando murió la noche,
te escribí desde un sueño que interrogaba
desde lo más profundo del alma,
y te he llamado con el ansia sufrida
de un cielo que, alumbrado de gris, me llama
sin poder en tu ausencia donde sé que vives
al compás de una lágrima
que no cabe en mi mano.
En la misericordia de la esperanza
que ampara tu encendida ausencia,
dentro de mí no cabe tu tiempo
donde tu aliento y tu voz alzada
serán la gloria de un gran sentimiento.
UN AMARGO DESEO
La soledad la puebla un amargo deseo
que me acerca a ti tan frágil
en esta solapada ironía
donde a solas me hiere el alma.
Me pregunta
sobre la incertidumbre de un mundo
que no quiso nacer junto a la ofensa,
solo para abrir los brazos
al inmenso calor de una noche transitada
con la colección de un goce.
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