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Lo bello y lo triste. Yasunari Kawabata. Fragmento

Antes de llegar a los treinta años, Otoko comenzó a usar siempre quimono, de modo que su esbeltez ya no resultaba tan evidente como cuando usaba faldas o pantalones.
Con todo, era innegable que adelgazaba mucho todos los veranos. Ahora, aquel fenómeno la hacía pensar en su madre muerta.
Verano a verano, la debilidad y la pérdida de peso de Otoko se iban  haciendo más notables.
¿A qué tónico se puede recurrir para evitar esto? –Preguntó a su  Madre en una oportunidad–. En los periódicos aparecen avisos de  muchas medicinas... ¿has probado alguna?
Supongo que algo ayudarán –respondió la mujer con vaguedad y  luego de una pausa prosiguió con tono diferente–: Otoko, la mejor  medicina para una mujer es el matrimonio.
Otoko permaneció en silencio.
¡El hombre es la medicina que da vida a la mujer! Todas las mujeres  tienen que consumirla.
¿Aun cuando se trate de un veneno?
Aun así. Tú ya probaste el veneno y aún no lo admites, ¿no? Pero yo  sé que puedes encontrar un buen antídoto. A veces se necesita un  veneno para contrarrestar otro veneno. Quizás el remedio sea amargo, pero tienes que cerrar los ojos y tragarlo. Es posible que experimentes  náuseas y creas que no te va a pasar por la garganta.

Fragmento del libro Lo bello y lo triste del autor japonés  Yasunari Kawabata
Premio Nobel de Literatura 1968

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