· 

Hay un acosador entre los profes. Dora Isabel Berdugo Iriarte

 

Julián tiene 33 años, es bien parecido, responsable y respetuoso, sin duda alguna,

por eso, se ganó la confianza y el cariño de sus compañeras, quienes lo veían como su protector y líder. Luego de muchos tropiezos, decidió hacer una tecnología en turismo, yo lo conocí en el curso de Turismo Cultural, donde fui su maestra. Rápidamente tuvimos empatía, sin saber que era pariente de Jaime uno de mis estudiantes más queridos en otra universidad, donde trabajé, hacía algún tiempo. Cuando supimos esto, la confianza fue creciendo, al punto, que me convirtió en su consejera.

 

Un día a eso de las siete de la mañana, cuando me disponía a subir al aula, para mi primera clase de la mañana, Julián me interceptó cariacontecido a la subida de las escaleras y me comentó muy preocupado que había entre los profes un acosador. Julián tenía evidencias de las capturas y conversaciones en su móvil.

Me dijo deseaba denunciar este hecho. Le dije que agotáramos el conducto regular y estuvo de acuerdo con eso. Fuimos al decanato, el buscó a las víctimas, se les pidió que hicieran la denuncia formal, la decana le dio todas las garantías, pero las jóvenes decidieron callar.

 

Todos quedamos perplejos, cuando escuchamos que no harían ninguna denuncia,

le dijeron muy molestas a la decana que Julián estaba celosos del profe Rigo, porque ellas ya no querían andar con él, así que todo lo dicho por Julián, era una mentira. Según las chicas el profe era bueno y respetuoso con ellas. Entonces las confrontamos con las capturas de pantalla del móvil de Julián, enviadas por ellas mismas pidiendo su ayuda y todo se puso peor.

 

Gritaron, patalearon, lanzaron contra Julián cualquier cantidad de improperios y a al resto nos pidieron que no siguiéramos indagando, porque todo había sido un malentendido. Como las sabíamos víctimas intentamos persuadirlas, se les garantizó el apoyo de la institución, ya que, Julián era amigo personal de los dueños de la universidad y la decana gozaba de credibilidad ante las autoridades de esta, pero ellas alegaron que tenían derecho a su intimidad, ya eran mayores de edad y todo lo que se tenía como evidencias era consensuado.

 

Con ese discurso negacionista, amparadas en sus derechos fundamentales, pese a las evidencias contundentes en contra del maestro Rigo, nos tocó respetar el derecho a la privacidad. Indignados y maniatados, los presentes en esa reunión, no entendimos por qué decidieron proteger al victimario. Algo extraño sucede en la mente de quien no denuncia el abuso, pero gracias al silencio de las víctimas, hoy sigue en la universidad, un acosador identificado entre los profes

 

Dora Isabel Berdugo Iriarte

Cartagena de Indias, 20 de Julio del 2021

Escribir comentario

Comentarios: 0