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Entrevista al poeta cubano Leonardo Hernández Cala Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma Por Lázara Ávila Fernández

 

 

 

Prefiero ser el perdido y no la oveja

 

 

 

A Leonardo Hernández Cala lo recuerdo de nuestro pueblito, Candelaria, un sitio pequeño enclavado en lo que antes era la provincia de Pinar del Rio, Cuba; y que ahora pertenece a Artemisa.

 

 

 

Candelaria ha dado a figuras prominentes de la cultura local y un poco más allá de las fronteras físicas de la isla. De sus calles y su gente cálida proviene Leonardo Hernández Cala, poeta multilaureado que en 1993 obtuvo el premio Jaime Gil Biedma, que otorga la Asociación de Jóvenes Escritores Españoles con “Seis poemas de amor para Mariela”; y en 1998 recibe el Premio Esquio, en lengua castellana con el cuaderno “Como un árbol”.

 

Ha publicado “Sin importarme el arco” (1991) y “Se acaba marzo” (2001).

 

 

 

-Sales de Cuba en los primeros años de la década del noventa. Eras un escritor muy joven en esa época y aunque participabas en talleres literarios y habías ganado algunos premios eras prácticamente desconocido. ¿Qué significó en tu caso radicarte en España y recibir el premio Jaime Gil Biedma?

 

-Llegué a España, a Barcelona, para ser exacto en junio del 1992, fue un cambio radical en lo personal. Visto casi veinticinco años después, ha sido un auténtico regalo de la vida. En lo literario pude leer libros y autores que en la isla era imposible encontrar por la censura u otros motivos. También pude llevar a mi poesía por otros caminos-temas que en Cuba no había tocado por miedo a represarías de todo tipo. Vivir en libertad y poder escribir desde ella, es una suerte y regocijo.

 

Recibir el premio Jaime Gil de Biedma de la Asociación de Jóvenes Escritores Españoles fue, más que nada, un estímulo para seguir escribiendo. Se publicó un tríptico con “Seis poemas de amor para Mariela” Quizás lo más importante de ese tiempo, fue que puse en contacto a la Asociación con jóvenes escritores cubanos que seguían en la isla. Después, algunos fueron invitados a España a través de la Asociación y tuvieron la posibilidad de dar a conocer su obra. Estoy contento por ello.

 

 

 

-En 1998, por tu cuaderno “Como un árbol” recibes el premio Esquio. ¿Qué diferencia a este cuaderno de tu obra anterior y qué puntos de coincidencia mantiene? ¿Por qué?

 

-No hay diferencia. En ese libro hay textos escritos en Cuba y en España.

 

-En tu poema “A cuatro nostalgias” tocas el tema de lo que significa el estar lejos de donde uno nació, de las raíces, de la existencia o la propia conciencia; o al menos ése es el significado que para mí develan esos versos cuando dices:

 

(…) hoy es un día para trepar a los árboles interiores
y buscar lejanías    inviernos simulados
las calles que modelaron tus rodillas

 

pero descubres que únicamente queda el horizonte
y nada más
nada más. (…)

 

¿Cuáles son los principales temas que aborda tu poética?

 

-En mi poesía hay temas recurrentes: la nostalgia, las ausencias, la infancia. Pero también la crítica social; pienso en ese poema que habla de un mendigo que va pidiendo pan y monedas en un concurrido paseo de la ciudad donde vivo, o el texto que habla del músico callejero cansado y viejo. También los amigos que se han ido y los que quedan, andan por mis versos. Mi familia, las dudas, mis torturadas costumbres. El amor, la soledad. En resumen, varios temas. A veces doy un salto, no sin riesgo ni miedo, a la narrativa. Cuentos breves y no tan breves descansan en alguna carpeta.

 

 

 

-Entre la poesía y otras profesiones ¿con qué te quedas?

 

-Profesiones dices. He sido profesor, jardinero, contable en una empresa, vigilante nocturno en un centro religioso, escritor de programa de radio, obrero del metal. Gracias a esas profesiones-trabajo es como pago el alquiler, alimento y educo a mi hijo. Pero nunca he dejado de escribir. La poesía es báculo que me sostiene.

 

 

 

- ¿Tienes alguna obra en producción o lista para salir al mercado? ¿Qué pueden esperar los lectores? ¿Dónde pueden los lectores adquirir tus libros?

 

-Tengo dos cuadernos de poesía inéditos. Pero de momento no hay editor interesado. Quizás dentro de un año o más, me edite uno de estos dos. Todo se verá con el tiempo. Mis libros publicados están agotados. Algunos poemas míos se pueden leer en varios sitios de la red, pero no recuerdo cuáles. Supongo que si se escribe mi nombre en el buscador de Google aparecen.

 

 

 

-¿Algo más que desees añadir?

 

Añadir… A seguir disfrutando de aquel regalo que la vida me hizo hace casi veinticinco años, y como afirma uno de mis versos: prefiero ser el perdido y no la oveja. Gracias. 

 

 

 

Leonardo Hernández Cala (Candelaria, cuba 1964 residenciado en Barcelona, España, desde 1992. En 1993 obtuvo el premio Jaime Gil de Biedma, que convoca la Asociación de Jóvenes Escritores Españoles, con Seis poemas de amor para Mariela. En 1998 recibe el premio Esquío en lengua castellana con el cuaderno Como un árbol. Ha publicado además Sin importarme el arco (1991) y Se acaba marzo (2001).

 

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