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El último Tzántzico (cabezas reducidas)

 

Respecto a la evolución del acceso al conocimiento a lo largo del tiempo, en la antigüedad, la falta de acceso al conocimiento llevaba a la ignorancia, la gente vivía en la inopia, mientras que, en la actualidad, a pesar de tener acceso inmediato a través de internet y más ahora con el boom de las inteligencias artificiales, aún persiste la estulticia, quiero decir, la falta de juicio o sensatez o ambas cosas -especialmente en la clase política que se dedica a mirar y admirar su propio ombligo.

Por tanto, podemos intuir que la disponibilidad instantánea de información no garantiza automáticamente una sociedad más sabia o informada, y que, por tanto, la responsabilidad individual y colectiva en la adquisición y aplicación del conocimiento sigue siendo crucial.

Miren, hace unos días, estaba yo en manos de mi peluquera favorita, si no amordazado, sí inmovilizado con un eficiente retractilado plástico alrededor del cuerpo que me quitaba toda posibilidad de usar mis manos y mis brazos ante cualquier contingencia inesperada, ella tijera en mano. Prácticamente inmóvil pensaba en que la cultura no debe permanecer estancada. La cultura no es algo estático, sino que está en constante cambio y evolución, de alguna manera se trata de un fenómeno en evolución que en palabras del antropólogo estadounidense Clifford Geertz[1] “se construye y se reconstruye continuamente a través de la interacción social”.

La cultura es un fenómeno dinámico que evoluciona con el tiempo. La música, el arte, la literatura, la moda y otras formas de expresión cultural están en constante evolución, y esto es lo que las hace interesantes y relevantes para las personas de todas las edades y orígenes culturales.

Es importante tener en cuenta que la evolución de la cultura no siempre es fácil ni rápida. A veces, las nuevas ideas y formas de expresión cultural pueden ser rechazadas por las personas más conservadoras o por las instituciones culturales establecidas. Sin embargo, a medida que la sociedad cambia y evoluciona, también lo hace la cultura. La cultura es una parte fundamental de nuestra identidad y de nuestra historia, y es importante que sigamos explorando y experimentando con nuevas formas de expresión cultural.

 

 

De la literatura de la miseria a la miseria de la literatura

 

En ese estado de candidez corporal y mente inquieta en que ambos brazos permanecen retractilados al cuerpo mientras observan mis ojos una tijera revolotear por encima de mi cabeza, me vinieron a la memoria los tzántzicos ecuatorianos[i], para quien no lo sepa, se trata de un movimiento cultural surgido a comienzo de los años 60 del pasado Siglo XX en Quito, capital de Ecuador.

Los miembros del movimiento se autodenominaban "Tzántzicos", que significa “cabeza reducida” en la lengua shuar, hablada por un grupo de población indígena en la región amazónica de Ecuador. Al pueblo shuar fueron los españoles quienes les dieron el nombre de jíbaros[ii].

Los pueblos Jíbaros son tribus de la región noroeste de la selva amazónica de Perú y Ecuador[iii]

Pero, estábamos hablado de los tzántzicos. En qué se basaban los tzántzicos ecuatorianos, para emprender su movimiento cultural allá a comienzos de la década de 1960 de Ecuador.

 

El movimiento Tzántzico pugnó en los Años 60 por el cambio de una poesía costumbrista y acomodada a la poesía de conciencia libre y progresista, tenía como objetivo la reivindicación y la defensa de la cultura autóctona ecuatoriana frente a la influencia extranjera.

 

Se oponían a lo que percibían como una degradación y gentrificación[iv] de la cultura. Según el ensayista ecuatoriano Agustín Cueva “Los Tzántzicos aparecieron cuando en el Ecuador se había pasado de la literatura de la miseria a la miseria de la literatura[2]”.

 

Los Tzántzicos buscaban revitalizar y promover las tradiciones culturales auténticas del país, pretendían preservar la autenticidad cultural ecuatoriana y resistir la influencia cultural extranjera que percibían como una amenaza para su identidad cultural, a la vez que sentían que, de alguna manera, como una metáfora simbólica, les estaban reduciendo la cabeza.

 

Toda gentrificación conlleva descomunales y desmedidos efectos negativos, como la expulsión de los residentes originales, la pérdida de la diversidad cultural y la creciente desigualdad social.

 

los Tzántzicos no eran portadores de la floreciente, en aquellos años, revolución marxista ni de la guerrilla del Che, pero abrieron una puerta más importante: la de la desacralización y la irreverencia. Por otra parte rechazaron la acomodada literatura parroquial que confinaba a su país, Ecuador, a la zaga de las literaturas hispanoamericanas y abrieron una puerta a una lengua fresca, vital y musculosa, en la que el lector común se podría reconocer.

 

Los Tzántzicos tuvieron una actitud revolucionaria tanto en su arte como en su política, de alguna manera podrían enseñar mucho a los escritores que no se preocupan por el fracaso del hombre, de la palabra, del mundo… y lo hacían con postulados discursos mediante la Revista Pucuna[3]

 

Hace un par de años, tuve la oportunidad de entrevistar[4], a uno de los representantes principales del movimiento:  Raúl Gonzalo Arias Chancusi (Quito, 1943), el último Tzántzico, cuyo primer poemario "Poesía en bicicleta" (1975), es considerado como uno de los ejemplos mejores de Tzantzismo, reeditado en 2017 y en la segunda mitad de 2023 publicó el que por ahora es su último libro “Un puñado de pájaros en un campo de fusiles”.

Los poetas tzánticos publicaron en 1962 el primer ejemplar de la Revista PUCUNA -nombre de la cerbatana de los shuaras amazónicos con la que se podrían lanzar dardos envenados- donde publicaron su primer manifiesto establecido por escritores como Ulises Estrella, Simón Corral, Luis Corral, Alfonso Murriagui, Euler Granda, Teodoro Murillo y Marco Velasco, a quienes se sumaron Raúl Arias, Agustín Cuevas, Alejandro Mereano, Rafael Larrea, Bolívar Echeverría, Fernando Tinajero, Proaño Arandi, José Ron, Antonio Ordóñez, y algunos otros.

El movimiento se disolvió en 1969, debido al surgimiento de diferencias ideológicas entre sus fundadores. Es posible, en buena lógica, interpretar la elección del nombre "Tzántzico" en el contexto del movimiento cultural como una metáfora simbólica. La palabra "tzántzico" proviene de "tzántz," que en la lengua shuar significa cabeza reducida. Los miembros del movimiento Tzántzico podrían haber elegido este término para expresar simbólicamente su percepción de que la influencia cultural extranjera estaba "reduciendo" o amenazando su identidad cultural original, de manera análoga a cómo se reduce una cabeza en el proceso de la tzántz. En este sentido, el nombre podría reflejar la preocupación de que las influencias culturales externas estaban teniendo un impacto negativo en la integridad y la autenticidad de la cultura ecuatoriana, según la perspectiva del movimiento Tzántzico. Esta elección de nombre sugiere una resistencia activa contra lo que consideraban una amenaza a su identidad cultural.

Lamentablemente, hoy, la amenaza no es solo la amenaza a nuestra identidad cultural debido a influencias culturales externas (que serían bien recibidas en el contexto de globalización que asumimos), la amenaza es, por un lado, ECOLÓGICA y por otro lado las guerras en alza.  

 

 



[1] Clifford James Geertz (San Francisco, 23 de agosto de 1926-30 de octubre de 2006) fue un antropólogo estadounidense, profesor del Institute for Advanced Study, de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey

[2] Frase que consta en el libro Entre la ira y la esperanza, del ensayista ecuatoriano Agustín Cueva

[3] Nombre de la cerbatana de los shuaras amazónicos con la que se podían lanzar dardos envenados

[4] Raúl Arias Entrevista en #7 Revista De Sur a Sur Poesía y Artes Literarias marzo-2019

 



[i] Movimiento cultural fundado, a comienzo de los años 60, por Marco Muñoz y Ulises Estrella

[ii] Al pueblo shuar fueron los españoles quienes les dieron el nombre de jíbaros

[iii] Los pueblos Jíbaros son tribus de la región noroeste de la selva amazónica de Perú y Ecuador

[iv] La gentrificación se refiere al proceso de transformación de un área, generalmente urbana, mediante la inversión y el desarrollo, lo que a menudo resulta en un aumento del valor de la propiedad y del costo de vida. La gentrificación suele atraer a residentes de mayores ingresos y a menudo conlleva la mejora de la infraestructura y servicios locales. Sin embargo, también puede expulsar a residentes de bajos ingresos y cambiar la dinámica social y cultural del área. En este contexto, "burguesía" se refiere a personas de clase media-alta que tienden a ser los nuevos residentes en las áreas gentrificadas. /// La gentrificación es un proceso de renovación urbana que implica el desplazamiento de la población original por parte de otra de mayor poder adquisitivo. Aunque algunos argumentan que la gentrificación puede tener efectos positivos, como la mejora de la calidad de vida y la revitalización de los barrios, otros argumentan que la gentrificación puede tener efectos negativos, como la expulsión de los residentes originales, la pérdida de la diversidad cultural y la creciente desigualdad socialEn general, la gentrificación es un tema controvertido y complejo que no puede ser reducido a una cuestión de ética o moralidad1.

 

 

 

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