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Allan Clyde Coronel Salazar. Ecuador. Entrevista.

Allan Clyde Coronel Salazar. Ecuador. Entrevista. Por Alonso de Molina


La hermosa ciudad de Quito, allá en la mitad del mundo, en el Paralelo Cero, donde suponemos siempre es primavera, de allá procede nuestro entrevistado, es desde 1978 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO; probablemente sea una de las ciudades mejor conservadas de Latino América, la ordenación de la ciudad mantiene la misma estructura desde 1534, año en que la fundaron los españoles.

De Allan Clyde, además de afortunado por pertenecer a la hermosa ciudad de Quito y contar entre sus amistades con destacados artistas, pintores, poetas, músicos…  podríamos añadir que es un hombre todoterreno: catedrático de Comunicación Social, poeta, director general del Centro de Artes de la Imagen (CAI), activista cultural, líder del Taller Literario y Grupo de Arte Los Incorregibles de Quito, colectivo de poetas y artistas de indudable talento, entre los que se encuentran amigos comunes como el escritor Raúl Gonzalo Arias Chancusi, entrevistado en el #7 de esta revista y Cristina Guerra, colaboradora habitual y autora de Escarbando el clítoris de la noche, libro erótico y sensual, con altas dosis de romanticismo y tintes de añoranza que además cuenta con ilustraciones del artista pintor Rafael Díaz. Ni que decir tiene que, con este elenco, la salud de la poesía quiteña y del arte en general, está más que resguarda, como la bella ciudad de Quito.


Entre sus trabajos publicados, podemos mencionar los siguientes:
“Alza la vista, que no te miro los ojos” y “Edgar Palacios: toda la vida, toda la música”, publicados por la Casa de la Cultura Ecuatoriana; a su vez la Universidad Técnica Particular de Loja, publicó sus “Obras didácticas de cine y TV”; además, de Allan Clyde, diversas publicaciones literarias recogen parte de su obra, como De Sur a Sur, revista que el lector tiene en sus manos y donde nuestro entrevistado siempre tiene las puertas abiertas.
 
Breve ensayo del autor sobre sí mismo.
Alguna vez alguien me hizo caer en cuenta de la presencia dominante de la muerte en mis escritos y sí, ahí estaba, a veces agazapada y encubierta; otras, moviéndose con total desfachatez. La muerte como vengadora, como esperanza, como fin inevitable, como metáfora, como casualidad, ocasionalmente decapitando a los que merecen vivir. Tiene sentido: desde niño he tenido obsesión y pavor hacia la muerte. No de manera mórbida y con el miedo del cobarde, sino desde una intriga si se quiere filosófica ¿Si yo muero, todo muere? Eso me aterra, porque sí, desde la profundidad del Yo el universo existe -para mí- si lo atestiguo. Si no estoy, nada está. Cuando me difumine, todos se difuminarán conmigo. Y eso me hiere, porque quisiera seguir sabiendo siempre de vosotros.

Perfil Personal
Requiere respuestas cortas y rápidas

¿Dónde te gustaría vivir?    Grecia.
¿A qué personaje histórico te gustaría parecerte?    Goya.
¿Qué es para ti la libertad?    La más bella y utópica de las utopías.
¿Cuál es tu libro favorito de siempre y cual de este año 2020?    Las mil y una noches, preferentemente la versión de Madrás, traducida y enriquecida por Blasco Ibáñez-
Aliviemos tensiones ¿Qué superpoderes te gustaría tener? Desterrar a universos paralelos a algunos y algunas.
¿Qué tres aspectos aprecias más de una persona?    La honestidad. La coherencia. La iconoclastia.
¿Cómo ves tu futuro, qué sueñas?    Tener un café libro en una playa retirada, dedicarme a escribir y a compartir con algunos pocos amigos, Alonso entre ellos.
¿Si fueses un animal, cuál serías?    Ya soy uno; si fuese otro, una tortuga.
¿Qué cuatro adjetivos te describen mejor?    Irreverente. Íntegro (o en búsqueda de la integridad). Intolerante (hacia la banalidad, la tontería y la falta de humanismo). Creativo.
¿Qué es lo más alocado que has hecho?    De lo que se puede contar, taparle los ojos con mis manos, desde el asiento posterior, a un taxista que manejaba a no menos de 120 kilómetros por hora, durante una madrugada loca en La Habana.
¿De sentido del humor, qué tal andas?    Con el tanque lleno.
¿Cuál es el recuerdo de tu infancia que tienes más vivo?    Mi madre arreglando el cuarto que compartía con un par de hermanos, yo aún no asistía a la escuela y solo estábamos mamá y yo. Ella cantaba en voz baja y sacudía las sábanas de la cama vecina. Yo seguía acostado y fingía dormir, mi madre también pretendía que yo dormía y que ella no se daba cuenta. El polvo levantado de las mantas era para mí un universo volátil y dorado (escribiré un poema de ello apenas termine de contestar).
¿Qué 3 artistas (¿pueden ser músicos, poetas, escritores, artistas plásticos... son las que más te inspiran?    ¡Madre mía, me la has puesto complicadísima! Leonardo, Mozart, Tarkovsky.
¿Te consideras una persona supersticiosa?    No, enfáticamente, no. Soy mi propio oxímoron: un soñador idealista completamente racionalista.
¿Eres una persona abierta a los cambios?    No. Me aterran, incluso cuando los necesito.
Si no trabajaras en lo que trabajas actualmente, ¿a qué te hubiera gustado dedicarte?    A buscarme un trabajo haciendo lo que hago ahora
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes en tu vida?    Son relativamente tardíos, mi infancia hasta los 5 es una atmosfera nublosa y difuminada. Quizá yo regresando con mis padres de la casa de mis abuelos. De noche, acostado en el asiento trasero, tratando de saber cuán cerca estaba de casa únicamente por el color y forma de los postes de alumbrado y los árboles a la vera de las avenidas que alcanzaba a ver por la ventanilla.
¿Prefieres ser el jefe o recibir órdenes y ejecutarlas?    Prefiero ser mi jefe, darme órdenes y desobedecerme.
¿Cuál sería un buen regalo para ti?    Depende de quién me lo dé, pero podrían ser una botella de buen vino, una selección de música, un libro, una noche de amor.
¿Es la reputación importante, para ti?    Depende: si es relativa a mi integridad y honestidad, vaya que sí; si es reputación como fama o valoración “moral”, me importa tres pares de cojones.
¿En narrativa, prefieres las historias cortas y simples o los argumentos enrevesados y complejos?    Las dos formas, si están bien escritas; es decir, amo la complejidad y la exigencia, pero si están mal trabajadas, prefiero mil veces una historia sencilla, pero magistralmente contada.
Finales del año 2020- ¿Estamos viviendo un buen momento para la poesía?    A ver… 1) Tantos encuentros virtuales, festivales, recitales, etcétera, nos han demostrado que existen demasiados poetas y muy poca poesía, pero 2) El encierro, el miedo, la concentración, han hecho germinar maravillas.

Entrevista al autor

Poéticamente hablando, pregunta obligada, cuál es tu backgrounds, de dónde procede, desde cuándo tu afición, vocación por escribir y más concretamente por escribir poesía, qué referentes tienes si es que los tienes, tus primeras lecturas, si en tu familia hay o ha habido poetas, en tus círculos
Mi padre escribía cuentos para su propio disfrute y creo recordar que cierta vez me leyó uno, pero no fue, en ese sentido al menos, influencia alguna. Lo que sí había en casa eran lectores y una nutrida biblioteca. Leo desde niño quizá porque, sabiamente, se me prohibió leer, como un efectivo ejercicio de psicología inversa; por ello devoré novelas de aventuras, historias de terror (conocí a Poe a eso de los nueve años); literatura fantástica, novelas detectivescas como Ellery Queen o Perry Mason, novelas del lejano oeste americano y, con el tiempo, fui precoz lector de obras picarescas como el Decamerón. Creo que escribí mi primer cuento como a los 10 años, si mal no recuerdo era sobre la maldición de Chamán a los explotadores gringos del petróleo en el Oriente ecuatoriano.
Soy un principiante en la poesía, y me temo que siempre lo seré. Escribo más bien cuento y, sospecho, con mejores resultados. Mis referentes mayores creo que son los escritores del boom latinoamericano con una prosa más trabajada, preciosista a veces, como Carpentier, Fuentes, Paz, Borges, Donoso, Lezama, del Paso y otros.
¿Crees que la poesía tiende a simplificar lo complejo o por el contrario tiende a complicar las cosas sencillas?
Hace, puede, y debe, hacer las dos cosas. Con la condición que lo haga bien. Puede tomar un tema “ínfimo” como las alas de la mariposa y convertirlas en el lenguaje con que un Dios hubiese descrito el universo. Aunque, igualmente, puede hablarnos del destino final del ser humano y hacerlo con la delicadeza y sencillez de las gotas de la lluvia besando la superficie del agua quieta.
¿En tu poesía está implícito el compromiso con la sociedad, con nuestro tiempo, con divergencias como el sexismo, con lo políticamente correcto? ¿qué cambio o que giro debería dar la poesía para que no sea considera un mero ingrediente ornamental –como ocurre en muchísimas ocasiones–, y si, efectivamente, como manifestó Celaya “La poesía es un arma cargada de futuro”?
¡Ay, Dio! ¡No creo que la poesía o la escritura literaria deban, como condición sine qua non al menos, tener otro compromiso que consigo misma! La poesía (e incluiré a la narrativa en ella) es más grande que cualquier lucha o necesidad ideológica; los sistemas políticos de modelización del mundo aparecen y desaparecen cada cierto tiempo, mientras que la poesía les sobrevive. Habrá quien quiera despojar a la literatura de su vestimenta propia y encasquetarle un uniforme de militante de lo que sea, yo no. Si quiero o necesito escribir libelos, los escribo, pero nunca seré tan zafio de llamarlos poesía. De paso, manifiesto en un poema (que quizá incluya) que no hay tema proscrito para el poeta, a condición de que sea creativo, que no convierta a la palabra en vehículo de proselitismo de tema alguno. Por supuesto que, como ser humano, tengo mis convicciones y estás se identifican con cualquiera que esté en situación de opresión; ahora ¿esto se manifiesta en mis narraciones? A veces sí, pero siempre que sea coherente con lo que estoy escribiendo. A veces me da ponerme en la piel de otros y escribir desde su perspectiva; a veces mis personajes han sido seres despreciables, pero jamás editorializo en su contra y más bien les dejo expresarse a sus anchas.
¿Quién nombra a las poetas? ¿Qué condiciones se deben cumplir para ser considerado poeta?
Trabajo, rigor, autenticidad, creatividad. Ser poeta es extrañar las formas (“extrañarlas” de convertirlas en diferentes, en inesperadas), no conozco otra manera. Si digo “tus ojos redondos y negros” no hay poesía: así son. Si digo “tus ojos son la noche sin estrellas”, no hay poesía, ya fue dicho con fórmulas semejantes. Si digo tus ojos son la amnesia de Dios -que se me ocurre ahora- podría estar empezando a haber poesía.
El poeta, los poetas, son gente discreta, afable, dicharachera, egocéntrica… ¿egocéntrica? ¿Hay mucho egocentrismo entre los poetas?
Los poetas son seres humanos. Hay seres humanos adorables, ergo, hay poetas adorables. Hay seres humanos que son unos reverendos hijos de puta, ergo, hay poetas que son unos reverendos hijos de puta. Alguna vez una maravillosa mujer ciega y con una dolencia atroz que, desde niña, le iba destruyendo sus huesos, me tomó del brazo y me dijo: ¿crees que debes enternecerte de las personas con discapacidad por serlo? Pues entérate que hay discapacitados bellos y sensibles, y otros que son unos bastardos innombrables. Bueno, lo mismo con los poetas.
¿Está tomando la poesía un nuevo rumbo, digamos más global, más cercano a la gente de la calle y no tanto a la gente de índole intelectual y académico?
   “Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas”.
Nos dice maravillosamente Machado con relación a las moscas, en este poema que es allá de centenario, y no puede ser menos “intelectual” y “académico”; así que no, no creo que el tiempo marque una diferencia de concepciones. Ahora bien, lo que sí te puedo decir es que leo “camionadas” de “poetas” haciéndole versos a sus ombligos, a los restos del desayuno, a sus excentricidades de alcoba o al contenido de sus armarios. Y haciéndole sin gracia y calidad, ni intelectual, ni académica, ni cotidiana. Y hay, por supuesto, poetas jóvenes, deslumbrándonos con sus palabras, unas trabajadas con rigor académico, otras trabajadas con sencillez cristalina, pero evidenciando siempre eso: trabajo.  
Tu secreto mejor guardado ¿cómo es tu proceso al escribir? ¿Cómo haces? ¿Qué cosas remueves hasta concretar un poema? ¿cuál es la arquitectura que haces prevalecer en el poema, cómo los construyes para que versos, ritmos, espacios en blanco se articulen y consigan llegar al lector?
No tengo fórmulas, o sí, pero a veces mi escritura escapa a sus propias fórmulas y nace de una conversación, regodeándome en algo que me dijeron o que dije; de la escena de una película, de la letra de una canción, de un gesto visto en la calle. Cuando hay fórmula esta es: sueño y en el sueño nacen las palabras centrales de la historia o de la idea poética; me despierto, escribo o grabo aquello que soñé, me vuelvo a dormir, pero mi psiquis ya está trabajando el cuento o poema. Me despierto y escribo o grabo los nuevos hallazgos. Esto por dos o tres veces. Los siguientes horas o días, voy puliendo todo en mi cabeza, cuando me siento a escribir las palabras ya salen solas. Las escribo y dejo reposar, luego las retomo cuantas veces pueda hasta tener al menos una satisfacción mínima. Nunca me siento satisfecho y puedo llegar a despedazar 10 años después un texto inédito. No creo tener un “estilo” definido y no quiero tenerlo, tampoco. Para mí cada texto determina su propio universo de formas y palabras. Ah, y jamás pienso en “el lector” cuando escribo.
Algunos poetas, incluso de cierta relevancia, aducen que “La poesía no sirve para nada, pero es indispensable”. Otros en cambio, sugieren, tal como lo expresa la conocida poeta americana Sharon Olds, que el poema, la poesía en general, debe ser útil. ¿Por qué leer poesía, qué aporta, por qué es bueno leer poesía?
No lo sé ¿Ser útil como sembrar, fabricar muebles, dirigir el tránsito o esculpir lápidas? No lo creo. Supongo que hay gente que no concibe vivir sin tomarse unos tragos el fin de semana, o le angustia no ir a misa un domingo, o le aterra no conocer tierras nuevas, cada cierto tiempo; me imagino entonces que para algunos el leer, o el escribir, sean tan vitales como respirar, yo soy uno de ellos.
Estamos hablando de poesía. ¿Se trata de un acto consciente; ¿es, tal vez, fruto de la inspiración divina, o quién sabe si se trata de la terca búsqueda de lo imposible?
De nuevo no lo sé, así que de nuevo aventuro una respuesta improvisada: quizá la “llama creativa” sea como una erección matutina en un adolescente: despiertas y ahí está, no sabes por qué, pero ahí está, no la buscaste, pero ahí está. Entonces, aprovecha y empieza el día con una sonrisa.
¿Qué nos puedes decir del Taller de Poesía Los Incorregibles de Quito? Cómo os organizáis, tenéis algún protocolo especial para las lecturas, comentarios, análisis…
Normalmente nos reunimos cada quince días presencialmente, o semanalmente de manera virtual (en estos tiempos pandémicos). Previamente el autor ha debido “subir” los textos a una de las redes Incorregibles y los demás, idealmente, los leen también con antelación a la reunión y tienen ya observaciones y sugerencias escritas y argumentadas. El día que se sesiona (los sábados) el autor hace una lectura ante todos (o delega a un compañero pues quiere saber cómo se transfigura su obra en una voz ajena). Se toma unos minutos (ya se supone que hay lecturas previas de todos) y se sociabilizan las observaciones y sugerencias. El autor, ya consigo mismo, valora lo dicho y lo asume (corrige su obra) o no. Eso queda a su discreción.
Y precisamente en Quito se celebra desde hace unos cuantos años el Festival Internacional de Poesía Paralelo Cero. Nuestra querida poeta, amiga, Cristina Guerra, de los Incorregibles, ha sido una de las poetas invitadas en la última edición, ¿tendremos la oportunidad de ver a más incorregibles en el citado festival?
Ahí sí que no te puedo dar una respuesta. Eso solo está en manos de los organizadores del festival.
¿Quién es mejor poeta es el que más vende, el que más publica, el que más escribe, el que más premios y reconocimientos recibe…?
El que más trabaja, y con mayor rigor y seriedad, lo que escribe.
¿Es más poesía la que hace reír, la que te pone triste o la que te remuerde las tripas y te invita a la reflexión?
La que no te deja impávido; la que logra una carcajada (siempre y cuando no sea por lo ridícula), la que te provoca el llanto (siempre y cuando no sea por lo ridícula), la que te enardece y te lleva a la rabia (siempre y cuando no sea por lo ridícula). La que remueve algo en ti, y mientras más profundo el remezón, mejor.
¿Es imprescindible ser innovador en poesía?
No sé si innovador, pero sí no ser repetitivo; ni de lo que dijeron otros, ni de lo que dijiste tú; sobre todo no ser repetitivo en cómo lo dijiste o dijeron.
¿Harto de malos poetas? ¿Todo vale en poesía?
Siempre harto de los malos poetas. Y no, no todo vale, al menos no vale no ser creativos, no buscar la autenticidad, no trabajar, no ser desprolijo, no lanzar palabras como quien lanza mucosidades. Eso no vale.
El poeta es un pequeño dios.
Y Satanás… y ángel... y demonio… y Adán… y Eva… y árbol… y manzana… y serpiente… y expulsión, principalmente expulsión… y deseo de volver al paraíso.
Los premios, ¿significan algo para la poesía, para el poeta, más allá de los halagos y del monto económico?
Para la poesía no significa absolutamente nada. Para el poeta, creo que depende de cada quién; personalmente si alguna vez participo buscaré alguno que tenga un monto económico interesante. No llevo escribiendo cerca de medio siglo, desde mi cuento del chamán a los nueve años, para hacer dinero… Ahora que, si alguna vez escribir deja de ser un gasto y, por esa vez al menos, es un ingreso, pues, en buena hora.
Parece ser la regla no escrita. Las editoriales no apuestan decididamente por la poesía, y menos aún por poetas desconocidos o de menor pelaje. En este caso, ¿recomiendas a los autores la auto publicación como si de un Walt Whitman cualquiera estuviéramos hablando?
Bienvenida la libertad, bienvenida la iniciativa personal; si queremos autopublicarnos adelante. Es un ejercicio de la libertad; de todas maneras, la suerte de un libro, de tu libro, de mi libro, autopublicado o no, será como la de nuestros hijos. Tú lo hiciste, tú lo disfrutaste mientras lo hacías (al menos eso espero), tú lo criaste y lanzaste al mundo. Después de eso es él contra todos y nada puedes hacer, quizá dentro de veinte años lo veas llevar una vida plena o quizá esté durmiendo bajo un puente, el tiempo siempre pone las cosas en su sitio.
¿Crees que el libro digital acabara con el libro de papel?
No es cuestión del papel. El mundo digital acabará con el mundo analógico, eso es inevitable, salvo que exista un cisma absoluto y retrocedamos cientos o miles de años. Qué tan pronto ocurra no lo sabemos, pero es igual que un carruaje frente a un automóvil. El carruaje es bello y en tiempos de ocio es maravilloso, romántico, nostálgico, subirse a uno; ahora que, si debes dar una charla o entregar un proyecto en el norte de una gran ciudad y estás en el extremo sur de ella, te sugiero que te montes en un automóvil, o en el metro, y dejas parqueada la carroza.
Todo el futuro por delante. ¿Eres consciente de que, gracias a nuestro idioma, tienes un mercado potencial de lectores que ronda los quinientos millones de personas? ¿De qué manera puedes hacer llegar tus libros a los hispanohablantes de uno y otro lado del atlántico?   
¡Ay, Dio! ¡Me mataste con esto! 1) Escribe bien, 2) Consigue un buen agente, 3) Cruza los dedos.
¿Deseas decir o comentar algo que no te haya preguntado?
Mejor me vuelves a entrevistar en una próxima ocasión. ;)

SELECCIÓN DE POEMAS

PLESOSAURIA

Dónde plesosauria,
dónde tus pestañas de animal antiguo,
dónde tus ingratos colmillos de ternura;
en qué lugar habrás abandonado
tu elefanta carga de cariño,
en qué telarañoso hoyo del olvido
sepultaste las mieles de tu lengua.
¿Dónde plesosauria, dónde?
    
Abrías las dulces alas de tu salobre sexo
y caldeabas mi cintura
con la frialdad de tus rodillas;
tus susurros alaridos sinfonizaban mis oídos
mientras mi caliente semen lavaba tus entrañas;
de eso hace más que el medioevo, plesosauria,
de eso hace más que las cuevas de Altamira.
    
Dónde plesosauria,
dónde;
en este cuarto no se han inventado las bujías
y tus pupilas no iluminan ya las piedras.
Te indago en papiros
en el álbum de las fotos,
en bitácoras de viajes a Las Indias
en embodegados borradores
de poemas.
No te encuentro
se han desvanecido tus inscripciones
de las cortezas de los árboles.
Plesosauria hereje,
plesosauria bruja
¿Han dispersado tus cenizas
consumidas en llamas verdes
incineradas con ardientes leños?
¿Dónde plesosauria,
dónde?

Me hacías el amor por las mañanas,
cosa sagrada, es decir, impura
y tu impudicia me alimentaba el alma.
Llenaba cada ancestral orificio de tu cuerpo
y tú me agradecías hurgándome y contentándome las penas.
¿dónde están los bosques que aplastamos juntos plesosauria,
dónde?
Hoy son árido fósil,
huesuda roca,
lava seca,
pétrea nada plesosauira,
nada.
    
Te he encontrado en una cama,
aunque no me esperas:
una sábana te cubre
pero es una mortaja,
un sudario que te envuelve,
una puerta que se cierra.
Tres días han pasado
y ya no espero una resurrección en tus costados.

Falsa Mesías,
plesosauria muerta,
no saldrás de tu sepulcro para pedirme que te toque y me convenza;
mis apóstoles deseos ya no esperan rellenarte las perforaciones de tus manos
de tus pies
o de tu sexo.

Plesosauria muerta,
plesosauria nada,
plesosauria.


IMAGINANDO UN CLICK CERCANO

Te he visto en una foto
bajo la penumbra
arrimando el brazo
que sostiene una tacita con té
sobre el alféizar de una ventana.

A tu brazo le acaricia el sol
al igual que a algún mechón de tu cabello
que se derrama
sumiso y albino
de una boina.

Unos espejuelos gruesos
caen caen tristes
más con cierta gracia.

Hay una acera
groseramente vanidosa
presumiendo de la lluvia de sol
que la tapiza.

Una pareja se toma de la mano
un arbusto crece como puede
y adivino corriendo a unos niños
en frenesí congelado
tras una esfera
multicolor y rauda.

Todo se refleja en los cristales de tus lentes
dónde no ha llegado aún el resplandor.
Sospecho un suspiro
un temblor involuntario
un sopor perpetuo
quizá una tos
y amigo
tirito al pensar que el tiempo

en poco tiempo

empuje un disparador
y alguna cámara me sorprenda
quieto y extinto
mirando una ventana
tras la cual la vida
desde el silencio y la penumbra
blanda un pañuelo blanco en despedida.


LOS CINCO SENTIDOS DE TU BOCA


que tu escondida boca
escucha:
susurro en su tímpano colgante
le pido “tiembla”,
y tiembla con mi aliento;
le ruego que se yerga
y asume una actitud enhiesta

Es,
por supuesto,
boca;
ladeada en cuarenta y cinco grados,
idéntica a la otra,
cuando reposa en una almohada.
Saliva como todo labio
en la proximidad de aquello que la hechiza;
lo engulle y responde
con un gemido gentil
y un aleluya.

Es piel y tacto:
se eriza al sentir mi roce,
se estremece,
palpita,
trepida,
y si la resulto memorable
me succiona.

Es nariz que percibe los aromas:
aspira el rastro de mi ardor,
mis ansias,
mi avaricia.
Se abre para olerme y me festeja,
    también,
con su fragancia.

La boca que te habita en la entrepierna,
Polifema enamorada,
es ojo.
Advierte que parte de mi quiere cegarla,
hace un guiño,
me recibe y pestañea.
Lagrimea cuando yo lagrimo,
y llora
en explosión de júbilo,
mezclando su sollozo con mi llanto albino.


SALVADORES

Expulsan por los poros sudor de vanagloria
han salvado a la poesía del olvido
han hecho brotar poetas de las piedras
    no de las piedras rodadas de los ríos
de otras
azufrosas

han inventado veladas y concilios
convocado a pajes
higienistas
escribanos

es hermoso leer sus joyas
poetizan sobre los restos de cereal del desayuno
sobre el contenido de sus armarios.
sobre sus excentricidades de alcoba
sobre la profundidad de sus ombligos,
con refulgencias naturales
que no requieren magia

han desacralizado a la poesía
han decretado que no existen artificios
claves
fórmulas alquímicas
trabajo de minero
la poesía no es más un secreto que elaboran
oscuros nigromantes
orfebres de los signos
todos son poetas
todo es poesía
la nota del menú pegada en la nevera
los balbuceos del infante
después del biberón de media tarde
la epístola de la niña boba a su amor primero
la cuenta del electricista
el insulto que vomita el ebrio:
palabras retozando con vodka
verbos con arroz y huevo
sustantivos con judías negras.


AHÍ NOS VEMOS

Ojalá se acuerden
cuando un escorpión
me bese en el tobillo
y las Erinias se ceben en mis culpas

Cuando el olvido babosee mi memoria
y vague preguntando
qué significan las señas
que hacen los espejos

-yo habré sepultado
en las arenas de los gatos
cada buena obra
y toda canallada-

seré un neonato viejo y aburrido
balbuceando perdón
por cosas que nunca hice

Ojalá se acuerden
que alguna vez estuve en sus jolgorios
que me reía con furia
y enojaba a carcajadas
que lloraba en simulacro
pero aparecía con arena
para plantarles paredes en los patios

Ojalá se acuerden
cuando el buen Saturno
me guiñe el ojo
y abra sus fauces
con apacible delirio
y contenida desmesura

Yo sí sé que rescataré del sótano
sus rostros y sus nombres
que susurraré adiós con el índice en los labios
diciéndoles
no sé dónde
pero ahí nos vemos.


ASALTO

Se bajaron de un auto oscuro
dispararon sonrisas punzantes y frías
como preanunciando sus carrasposas
máuseres locuaces

yo me reflejé en sus gafas
vi mi miedo poniéndose un disfraz
cómo para qué soy útil
dije fingiendo aplomo
mas un quiebre de mi voz
resonó traidor
en sus espaldas gladiadoras

danos tus palabras
tronaron
cada una
todas ellas
sin guardarte alguna

quise huir
no tuve tiempo
rastrillaron sus amadas armas
me apuntaron en las sienes
el corazón
los testes

no te quedes ni con las conjunciones
bramaron
y busqué en lo que dije a mi hijo
recién nacido
a través de los cristales
hurgué en mis te amo antes de un beso
los rezos de mamá
al pie de mi enfebrecido lecho
los dios mío de mi primer orgasmo
el no estrenado en una tarde
ante mi padre ebrio de rabia
mis lecciones de segundo grado
los balbuceos en los sueños
los poemas
los relatos
las mentiras
las verdades
los talveces

les di casi todas las palabras
logré esconder unas cuantas
en el fondo de un bolsillo
mezcladas con migajas de un pan viejo
no me quedará más
que repetirlas para siempre

Se bajaron de un auto oscuro
dispararon sonrisas punzantes y frías


CRONOS, EL POSADERO

Manda a decir el tiempo
que el movimiento de los cuerpos
en la vastedad del universo
no es culpable de tu falta de cojones
a la hora de tender la mesa
y provisionar la cama

que la velocidad con que la luz sale de paseo
y vuelve ceniza y polvo a uno de los gemelos
dejando intacto al otro
no se hace responsable de la ausencia
de tuétano en tus huesos
o la vaciedad risible de tus venas

que dejes de culpar a la abuela loca
a sus madrugadas de grito agudo
arañándose los brazos
para extraerse los microbios del Vietcong
o desnudándose fláccida y derramada
porque así se lo exigían los demonios
que le habitaban las pantuflas

que no te justifiques
en la lascivia enferma del conserje
en los sátiros de arcilla en las macetas
de las gradas del abuelo
cuando subías s saltos
por las escaleras en penumbras

que ya no inculpes al desamor del padre
a la diáspora de prófugos
de la tribu de mamá
o de ella misma y su oficio
de mártir a destajo

manda a decir el tiempo
que es hora de que te hagas cargo
de la estrechez de tus angustias
de los desafueros
de los bolsillos de tus huecos
de tus esqueletos de ropero
de tus ratas muertas
de tus alcantarillas
supurando miel
de los súcubos que envuelves en almohadas
de tus mujeres desfilando
para demostrarte a ti
quién sabe qué.

Manda a decir el tiempo
que no te da más tiempo
que no hay renta que te cubra
que desalojes tu propio cuerpo
el patio y
una a una
las alcobas.

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