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"Réquiem" de Anna Ajmátova

 

 "Anna Ajmátova (1889-1966) fue una poeta rusa y una de las principales figuras del movimiento Acmeísta[1], que buscaba alejarse del simbolismo poético para proponer un estilo claro, directo y cotidiano, despojado de adornos y metáforas complejas. Su obra, marcada por la represión soviética impuesta por Stalin, explora el amor, el sufrimiento, la guerra y el destino de Rusia, convirtiéndola en una voz emblemática de la resistencia espiritual frente a la opresión. Poemas como “Réquiem” y “El corredor blanco” reflejan con crudeza la tragedia personal y colectiva de su tiempo.

 

"Réquiem": Un canto desgarrador respecto a la resistencia y la memoria en la Rusia de Stalin

 

Escrito entre 1935 y 1940, se erige como un monumento literario al sufrimiento de las víctimas de la represión estalinista. En esta obra, Ajmátova da voz a las madres, esposas e hijas que, tal como ella misma, esperaron angustiadas noticias de sus seres queridos encarcelados o ejecutados.

Se trata de todo un testimonio personal y colectivo, no obstante, el poema nace de la experiencia personal de Ajmátova, cuyo hijo Lev Gumiliov fue arrestado en 1938. Sin embargo, trasciende lo individual para convertirse en un testimonio colectivo del dolor y la desesperación que asolaron a la sociedad soviética durante el régimen totalitario impuesto por Iósif Stalin, desde 1924 hasta su muerte en 1953; régimen político basado en su propia interpretación del marxismo. No obstante, Stalin no se identificaba como estalinista, entendía la doctrina impuesta por él mismo, como “marxista-leninista”.

 

 

 

RÉQUIEM

 

No bajo bóvedas de extraños cielos,

ni al amparo de alas extranjeras,

estuve yo con mi pueblo entonces,

allí donde por desgracia mi pueblo estaba.

Cuando la noche cubría el país,

donde a los condenados llevaban,

y resonaba el silbido de los trenes,

como un lamento, por Rusia entera.

Cuando, como en los días de la locura,

marchaban en filas los condenados,

y en su despedida cantaban las canciones,

las campanas de la muerte.

Cuando, bajo la nieve, se ocultaba

el rostro de la tierra torturada,

y el corazón se batía en la agonía,

como un pájaro en su jaula.

Cuando, tras las rejas de la cárcel,

la voz de la esperanza se apagaba,

y el dolor, como un río, desbordaba,

las orillas del alma.

Cuando, en la noche oscura, se alzaba

el grito de las madres desoladas,

y el silencio, como un sudario, cubría,

la tierra de hijos olvidados.

Cuando, en el umbral de la locura,

la mente se negaba a recordar,

y la memoria, como un fantasma, huía,

de los horrores del ayer.

Cuando, en el abismo del miedo,

la fe se convertía en polvo y nada,

y la esperanza, como una sombra, huía,

de la luz de la mañana.

Cuando, en el silencio de la muerte,

el alma se negaba a descansar,

y el dolor, como un eco, resonaba,

en el vacío de la eternidad.

 

 

Características destacadas del poema:

 A través de un lenguaje sobrio y directo, Ajmátova utiliza un lenguaje sencillo y poderoso, despojado de adornos retóricos, para transmitir la crudeza de la realidad.

 

Profundidad emocional: El poema explora las emociones humanas más profundas: el dolor, la angustia, la esperanza y la desesperación.

 

Memoria y resistencia: "Réquiem" es un acto de resistencia contra el olvido, un intento de preservar la memoria de las víctimas y de denunciar la injusticia.

 

Estructura: La obra se compone de diez poemas, un epílogo y una dedicatoria, que conforman un ciclo poético de gran intensidad.

 

El contexto histórico: Es imposible separar la obra del contexto histórico en el que fue escrita. El terror estalinista, las detenciones arbitrarias y la atmósfera de miedo impregnan cada verso.

 

Relevancia y legado: "Réquiem" es considerada una de las obras cumbre de la poesía rusa del siglo XX. Su impacto trasciende lo literario, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia.

 

En resumen:

 "Réquiem" es un poema conmovedor y poderoso que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza humana, la memoria y la capacidad de resistencia ante la adversidad. Es una obra imprescindible para comprender la historia del siglo XX y para apreciar la belleza y la fuerza de la poesía.

 

 

 

Anna Ajmátova,  junto a la también poeta rusa Marina Tsvetáieva,  es protagonista del libro El niño que perdió la guerra (Plaza & Janés), de la escritora española Julia Navarro.

[1] El movimiento Acmeísta fue una corriente literaria rusa surgida a principios del siglo XX como reacción al simbolismo poético. Promovía un estilo claro, preciso y concreto, enfocado en la objetividad y en imágenes nítidas, dejando atrás el lenguaje abstracto y cargado de símbolos del simbolismo. Los acmeístas valoraban la expresión directa de la experiencia humana y cotidiana, con un sentido de armonía y claridad. Entre sus principales representantes destacan Anna Ajmátova, Nikolái Gumiliov y Ósip Mandelshtam.

 

 

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